El castillo de Eltz y su curiosa división
El castillo de Eltz es uno de esos castillos alemanes que nos dejarán asombrados. Un lugar mágico que bien podría ser el escenario de una película de príncipes y princesas; y es que su estado de conservación es sorprendentemente bueno. Esto último se ha visto potenciado debido a que es una de las pocas fortalezas medievales que nunca fueron destruidas en el país, y teniendo en cuenta que tiene más de 800 años, es cuanto menos significativo.
Está emplazado en las colinas sobre el río Mosela, una ubicación privilegiada que lo envuelve con un paisaje arrebatadoramente bello y que se convierte en la guinda de este castillo de cuento de hadas.
La fortaleza medieval, rodeada en tres de sus lados por el río Elzbach, afluente del Mosela, se ubica sobre un espolón de roca a unos 70 m sobre la masa de agua, consiguiendo así levantarse majestuosamente frente a la vista de los turistas que lo divisan por primera vez.
Cuenta con grandes torreones y ocho torres de hasta 40 metros de alto. Estas torres están coronadas, al igual que el resto de su fachada, por techos de pizarra empinados. Sin duda una arquitectura llamativa que sorprende no más que su interior, repleto de estancias; y es que en este castillo encontramos nada más y nada menos que unas 100 habitaciones.
¿Para qué tantas habitaciones en un castillo que aparentemente no parece tan grande? Lo cierto es que tiene una explicación. El castillo pertenece a los llamados Ganerbenburg, o lo que es lo mismo, una fortaleza que pertenece a una comunidad de herederos.
En algunos lugares del Sacro Imperio Romano Germánico, las propiedades debían dividirse equitativamente entre los hijos. De esta forma, se creaban algunos problemas; si por ejemplo había un castillo y 4 pueblos, cada hijo, al quedarse con un pueblo, debía levantar su propio castillo. Evidentemente esto no era posible; y es que sólo los señores más ricos podían crear sus propias fortificaciones. De esta forma se pasaba a otra solución, se dividía el castillo en varias partes. Cada heredero contaría con una parte del castillo y una serie de dependencias. De esta forma los gastos eran compartidos. Digamos que era una especie de comunidad.
En el caso concreto de este castillo, al parecer contaba con tres ramas familiares. Así, el castillo tenía tres complejos separados. Tres zonas completamente diferenciadas de las cuales, a día de hoy, tan sólo podemos ver dos; y es que la tercera sigue estando habitada por la familia que ha ido heredándola desde el siglo XII por 33 generaciones.
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Foto vía: diarnst

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