La Biblioteca de Anna Amalia en Weimar
Para un amante de los libros como yo, la catástrofe que se produjo en septiembre del 2004 con el incendio de la Biblioteca de la Duquesa Anna Amalia en Weimar fue uno de los motivos que me hizo visitarla años más tarde. Allí se perdieron más de 30.000 volúmenes de un valor incalculable y otros 40.000 libros sufrieron severos daños que, afortunadamente, pudieron ser restaurados (aún están en ello).
Esta Biblioteca de Anna Amalia se encuentra muy cerca del Castillo de Weimar. No ya solo por el hecho de encontrarse esta gran biblioteca aquí Weimar es una ciudad de gran importancia cultural. Imagino que sabéis que muchos grandes artistas, entre ellos Bach, Goethe o Liszt, se instalaron en ella para vivir. Precisamente en esta biblioteca se encuentra la mayor colección del mundo de ediciones del Fausto de Goethe.
Sin ir más lejos el escritor alemán dirigió este recinto desde 1797. Lleva el nombre de la Duquesa Anna Amalia, princesa alemana, compositora y mecenas que llevó a Weimar a los principales artistas y pensadores de la época. Desde el instante mismo de su apertura se convirtió en uno de los grandes centros europeos del saber. No en vano actualmente alberga más de un millón de libros, dos mil manuscritos medievales, diez mil mapas y más de cuatro mil piezas musicales.
Hay algunos ejemplares de un valor increíble. Hay ediciones de muchas de las grandes obras de Shakespeare, una Biblia personal de Lutero, libros que formaban parte de las colecciones privadas de Liszt o Nietzsche, partituras de la propia duquesa Anna Amalia, etc… Todo un lujoso compendio del saber enmarcado en una preciosa sala rococó. Afortunadamente esta sala no se vio afectada por el incendio del 2004.
Aunque os pueda parecer curioso, para visitar la biblioteca hay que reservar la entrada con antelación, dado el enorme número de turistas que pasan por ella cada día desde su reapertura en el 2007. Las visitas son personales, no guiadas, aunque el precio de la entrada incluye una audioguía en inglés o alemán. El tiempo de esta visita es de apenas 25 minutos, así que aprovechad rápido para echarle un vistazo.
Foto Vía Klassik Stiftung

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