Bad Wimpfen, torres camino de Heidelberg

Bad Wimpfen

Habíamos salido bien temprano de Stuttgart con la intención de visitar Heidelberg cuando, ya cerca de esta última y a 65 kilómetros al norte de Stuttgart, llegamos a la ciudad de Bad Wimpfen. La carretera pasaba un poco alejada de ella pero las pintorescas torres que vimos en su horizonte nos hizo pensar que tal vez podíamos estar ante una visita de gran interés. Afortunadamente hicimos una pequeña parada.

El río Neckar nos indicó el camino de entrada a Bad Wimpfen, una ciudad dividida en dos: la Wimpfen im Tal o Wimpfen en el valle, la parte más antigua junto al río; y la Wimpfen am Berg o Wimpfen sobre la colina, hacia el oeste donde se encontraba el centro durante la Edad Media. Cualquiera de estos dos rincones es lo suficientemente atractivo como para darnos una vuelta y disfrutar de la visita.

Sin ir más lejos todo el centro histórico está completamente protegido. Es de esos típicos rincones con sus casas de madera, sus balconadas llenas de macetas de colores y un laberinto de callejuelas y plazas empedradas. La mayoría de estas casas y edificios fueron restaurados en las últimas décadas del siglo XX, de ahí que todo nos lleve con sumo agrado hasta la época medieval.

Ya que hablábamos de torres que se dibujan en su horizonte hay que citar especialmente las torrecillas de la Blauer Turm o Torre Azul, situada junto al Ayuntamiento, o las torres de la Iglesia de San Pedro y la iglesia protestante. Todos estos monumentos se sitúan en el centro histórico, de ahí que os invitamos a pasear por él para descubrir un rincón realmente hermoso, que a su vez es una ciudad balneario.

La historia también lleva el nombre de Bad Wimpfen marcada a fuego. No en vano esta pequeña ciudad da nombre a una de las batallas más sangrientas vividas durante la Guerra de los Treinta Años. Tuvo lugar en 1622, muy cerca del río Neckar, lo que provocó que Bad Wimpfen fue incendiada y saqueada en numerosas ocasiones. Muchos fueron los edificios históricos destruidos, lo que indica que aún podría tener un legado monumental mucho mayor.

Un último detalle curioso sobre Bad Wimpfen: ¿sabéis que aquí encontraréis el único museo en el mundo dedicado al Ángel de la Guarda?. Pues sí, allí veréis una colección de más de 600 esculturas de querubines, algunas de ellas de principios del siglo XIX. Toda una monería más en una ciudad que, afortunadamente, fue una pequeña joya en nuestro camino a Heidelberg.

Foto Vía Amanda Kendle

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Categorias: Alemania


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