El castillo de Linderhof, en Baviera
El reinado de Luis II de Baviera es conocido hasta nuestros días por la gran extravagancia y el lujo que caracterizaban a sus edificaciones. Tal es el caso del Castillo de Linderhof, ubicado cerca de Oberammergay, un pueblo del actual estado federado de Baviera.
Este fue el más pequeño de los tres palacios construidos por Luis II, y también el único que él pudo ver terminado antes de morir. El lugar elegido para este palacio fue el coto de caza de Maximiliano II de Baviera, padre de Luis II.
El palacio cuenta con un sinnúmero de estancias, cada una más lujosa y peculiar que la anterior. Luis II vivió unos ocho años allí, disfrutando de sus enormes proporciones, su belleza, sus jardines y sus parques.
Este Castillo de Linderhof fue construido en estilo rococó, con un inmenso jardín francés presidiendo la entrada al castillo a través de la fachada principal. Cuenta con fuentes de agua que ofrecen espectáculos durante todo el día.
Uno de los sitios más peculiares que se pueden hallar en este palacio es sin dudas la gruta artificial, que Luis II utilizaba como teatro para contemplar óperas wagnerianas. La llamó Gruta de Venus, y llevó dos años construirla con cemento, hierro y lienzo.
El dormitorio de Luis II fue pensado como habitación pública, al igual que los de Luis XIV. Allí puede apreciarse la cama rodeada de una balaustrada dorada, como si se tratase de un altar, con importantes decoraciones que se conservan hasta la actualidad.
Un kiosko morisco fue instalado en los jardines, construido por Carl von Diebitsch para la exposición universal de París de 1867. Fue adquirido por Luis II y situado en el jardín. Destaca por su cúpula dorada y sus cuatro torres doradas en las esquinas. Recibió algunas modificaciones, como la fuente de mármol y el trono con motivos de pavo real que se le añadieron.
Foto vía: Ron S

Categorias: Baviera