La importancia de la muy hermosa ciudad de Heidelberg es conocida por aquellos que se están al tanto de la buena reputación de su centenaria universidad o han visto imágenes de su enorme castillo, partido en cuidadas ruinas. Pero no es hasta que caminamos por ella que comprendemos por qué diversos escritores de gran talla -como el novelista norteamericano Mark Twain o el poeta Hölderlin– han escrito páginas y páginas sobre Heidelberg y sus sentimientos paseando maravillados por sus tranquilas calles o meditando a la orilla del río Neckar.
Más allá de extenderse a los pies de un sugerente castillo que mezcla elementos góticos y renacentistas, Heidelberg es una ciudad romántica en todo el sentido de la palabra: su centro histórico tiene como centro la Hauptstraße o Calle Mayor peatonal, que se extiende desde la Bismarkplatz hasta la subida al castillo recorriendo más de un kilómetro de tiendas, restaurantes, cervecerías y otros establecimientos que harán las delicias de quienes sean aficionados a las compras.
A pocos metros de la Hauptstrasße, en una dirección u otra, encontramos rincones muy interesantes que debemos visitar si queremos tener una idea de la ciudad más allá de lo básico. Un ejemplo de ello es la Studentenkarzer o Cárcel de los estudiantes, donde, en el siglo XVI, encerraban a los estudiantes universitarios que alborotaban, organizaban peleas, eran encontrados en estado de embriaguez… o todo lo anterior a la vez.
En dirección hacia el Neckar encontramos en Alte Brücke o Puente Viejo, construido a finales del siglo dieciocho bajo el mandato de Karl-Theodor. El puente está adornado por una serie de estatuas y en su extremo más alejado de la Calle Mayor da acceso a una estrecha serie de escaleras que llevan al punto intermedio del famoso Pholophenweg o Camino de los Filósofos.
Este paseo es uno de los símbolos de la importancia que la ciudad tuvo en la constitución del movimiento romántico alemán, que discurre a una cierta altura sobre el río, permitiendo una visión inigualable de la ciudad y el castillo hasta que se interna en el bosque y se convierte en una senda de montaña. El Philosophenweg forma parte de la historia literaria europea puesto que se supone que grandes poetas, filósofos y profesores universitarios se beneficiaron de la influencia inspiradora de sus suaves curvas y sus vistas idílicas.
A pesar de la importancia histórica de la ciudad, Heidelberg es una ciudad del siglo XXI, como prueba el edificio ultramoderno de la Print Media Academy que se alza frente a la estación del tren junto a una espectacular estatua de más de seis metros representando un caballo de tres patas y cabezas giratorias en el lomo.
Heidelberg es una ciudad que ha sabido conservar su tranquilidad y belleza atemporal, al tiempo que se ha convertido en un destino turístico y en un centro cultural de primera magnitud.