La Oktoberfest en Munich, iconos y prohibiciones

Oktoberfest en Munich

Pocas fiestas en el mundo congregan a tanta gente como el Oktoberfest; el festival de octubre que se celebra en Múnich, y que tiene a la cerveza como estrella principal y a millones de visitantes anuales como estrellas invitadas. La cifra no es una exageración, se estima que en la edición del dos mil ocho congregó a más de seis millones de personas… en una ciudad que normalmente no tiene más de un millón cuatrocientos mil habitantes (se pueden ver más datos como cuantitativos en su página web -en alemán-).

El festival se celebra en el Theresienwiese o Prado de Teresa, un recinto acondicionado para albergar a millones de asistentes; sin embargo, durante su duración, todo Múnich es un gran biergarten o jardín de cerveza.

El Oktoberfest de Munich tiene como origen la celebración del matrimonio ente Luis I de Baviera y Teresa de Sajonia-Altenburgo en 1810; desde entonces el festival se ha celebrado puntualmente cada octubre, a excepción del periodo 1914-1918 en que se canceló debido a los rigores que estaba causando la Primera Guerra Mundial, entre 1923-1924, debido a las dificultades económicas que sufría la región y durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Y así, hasta hoy en que cumple su 176º edición.

Los símbolos tradicionales del Oktoberfest son las enormes jarras de litro, los exuberantes escotes de las camareras y los trajes típicos bávaros: las mujeres que así lo quieren visten el Dirndl, un vestido tradicional de largas faldas, escote más o menos amplio y mangas y cuello ondulado. Los hombres que se visten tradicionalmente llevan Lederhosen, pantalones cortos o largos hechos de cuero y tela o, los más exquisitos y tradicionales, piel de ciervo y gamuza.

A pesar de la enorme fama que el festival tiene en todo el mundo es importante decir que la proporción entre asistentes locales y turistas está muy desequilibrada hacia los segundos; parece ser que los desmanes cometidos en esa celebración del caldo de cebada fermentada han hecho que muchos muniqueses prefieran alejarse de las zonas más frecuentadas por los participantes en el festival.

Tal ha sido la incomodidad suscitada en Alemania por la imagen que los participantes del festival dan de si mismos y de la longeva tradición bávara, que para la edición del dos mil nueve las autoridades han creado reglas de decoro a cumplir por los periodistas: quienes reciban la acreditación para entrar en el recinto firmarán un contrato por el que se comprometen a no publicar imágenes de personas borrachas ni parcialmente desnudas… con lo que se han empezado a levantar voces en contra de esa forma de censura.

Foto Vía mahmut

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