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Múnich, entre cerveza y tecnología punta

Capital y ciudad central del estado federado de Baviera, Múnich, München o Minga, como se le dice en el dialecto de la zona, es la tercera ciudad más importante de Alemania por detrás de Berlín y Hamburgo. Los Alpes bávaros conceden a Múnich su cobijo, una serie de paisajes espléndidos que dejan atónito al visitante y una oferta incomparable en deportes de invierno.

Sus orígenes se remontan al siglo VIII, cuando un grupo de monjes decidió establecer su residencia en lo que hoy es la iglesia de San Pedro. Ahora bien, oficialmente se considera que el definitivo asentamiento tuvo lugar en el 1158, anyo en el que Enrique el León, duque de Sajonia y Baviera, construyó un puente sobre el río Isar y en las inmediaciones del primitivo monasterio. Así, cobrando peaje a los comerciantes de sal para atravesar el puente, empezaron los negocios en Múnich.

Y estas bases debieron de ser muy buenas porque lo cierto es que, hoy en día, Múnich se alza como uno de los centros económicos más modernos y fructíferos de toda Europa, en cuyos alrededores tienen sede algunos de los gigantes empresariales mundiales como Siemens o la Bayerische Motoren Werke. El desarrollo industrial en el campo de la alta tecnología y los proyectos de investigación en las áreas más novedosas son fuertemente apoyados por el gobierno local. Todo ello ha convertido a Múnich en una de las regiones con mayor concentración de riqueza del mundo.

Esta opulencia se respira en unas calles ordenadas, limpias y cosmopolitas. Sus monumentos, incluso aquellos cuyos orígenes se remontan a los inicios de la ciudad, destilan esa extraña sensación de estar donde se mueve el dinero. A pesar de todo ello, Múnich mantiene firmemente su parte más tradicional y pintoresca, aquella que la hace famosa por sus cervezas, sus salchichas y sus canciones llenas de alegría y jolgorio.

Precisamente en relación a esto, es visita obligada el Hofbräuhaus, el restaurante muniqués más popular en el que cada día se llegan a tirar más de 10.000 litros de cerveza. Para los amantes de la cerveza Múnich es el paraíso. Cientos de variedades se producen se forma sucesiva a lo largo de los distintos meses del año y no se trata de cualquier cerveza, sino de variedades exclusivas de la zona que resultan imposibles de encontrar en otras partes del mundo.

La famosísima OktoberFest o la fiesta de la cerveza abre la temporada y a partir de entonces, los productores muniqueses empezarán a ofrecer suculentos y especiales caldos dorados que van desde la Marzenbier, hasta las Doppelbock, pasando por las conocidas como cervezas de Navidad y las cervezas de trigo. Auténticas maravillas con más cuerpo del que nunca hayan probado.